Este cuento forma parte de la antología "Cuento dentro de Cuentos"que
Editorial Dunken publicó en mayo de 2018 como parte de la clínica de Intertextualidad dictada por Marita Rodríguez-Casaux
Editorial Dunken publicó en mayo de 2018 como parte de la clínica de Intertextualidad dictada por Marita Rodríguez-Casaux
Elsa
despertó esta mañana con los poemas de Neruda en la cabeza. Siempre le habían
gustado esos versos tan trágicos, tan dolorosos.
Miró
a su esposo que seguía durmiendo plácidamente.
"Me
gustas cuando callas porque estás como ausente". ¡Qué gracioso!
"Estás
como ausente", se repitió mientras iba a la cocina a dejar preparadas la
cafetera y la tostadora antes de darse una rápida ducha.
"Me
gustas cuando callas". Recordó que "el silencio es salud" y no
encendió la radio por primera vez en mucho tiempo.
¡Qué
placer disfrutar de la tranquilidad ahora que los chicos ya no vivían con
ellos! ¡Cuántos años de ruidos, gritos, llantos, música a todo volumen y los
"Mamá me olvidé el mapa que necesito para geografía", "tenés que
llevarme a patín, hoy la mamá de Guada no puede", "Felipe me empujó y
me tiró la leche" y los perros ladrando y corriendo alrededor de todos.
"Me
gustas cuando callas", ¡si habrá soñado entonces con disfrutar de ese
silencio esquivo! Y Jorge que roncaba y ella que no lograba dormir: los ojos
como dos enormes lunas de eclipse imposible, el cuerpo agotado, rogando que el
sueño la venciera; pero era inútil.
Ahora,
sólo se oía el tintineo de las tazas mientras servía el café antes de despertar
a Jorge. Raro. Hoy hubiera querido escuchar algún grito, algún ladrido.
"Porque
estás como ausente"
–¡Jorge!
¡Ya está el café!
Las
tostadas saltan de la tostadora. El aroma se expande, atrae, tienta y atrapa. ¡Y
Jorge que no viene! La manteca y la mermelada ya están en la mesa.
¡Falta
el jugo de naranja!
"Me
gustas cuando callas".
Hoy
parece que Jorge está más remolón que de costumbre. Que de costumbre desde que
se jubiló, porque antes nadie lo paraba, era como un dínamo.
"Estás
como ausente".
–¡Jorge!
¡Se enfría el café!
Seguro
que va volver a decirme de ir al club de los jubilados, a bailar tango el
sábado; pero con lo mal que ando de las piernas no quiero hacer papelones.
–¡Jorge!
¡No pretenderás que te traiga el desayuno a la cama! Después, ¿quién saca las migas?
¡Vamos! ¡Jorge!
"Ausente
y dolorosa como si te hubieras muerto".
¡No!
¡No puede ser!
–¡Jorge!
¡Jorge!
Elsa
lo sacude como poseída mientras siente que las lágrimas la ahogan.
"Como
si te hubieras muerto".
–¡Mujer!
¿Te volviste loca? ¿Qué te pasa? ¿Querés matarme? ¡Vas a arrancarme el brazo!
Se
quedó con la boca abierta. Los versos de Neruda le habían jugado una mala
pasada. Suspiró aliviada. Lo abrazó como si hubiera reaparecido luego de un
naufragio.
"Una
palabra entonces, una sonrisa bastan y estoy alegre, alegre de que no sea
cierto".
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