sábado, 30 de junio de 2018

LA CALLE DE LOS SUSPIROS

Este texto fue elegido por Tu Concurso Literario en el mes de mayo, 
 en el  concurso ·Una flor para tï" y figura 
en la antología "El árbol de la llama·



Su adoquinado irregular, lanzado como al descuido en un día de tormenta, guarda el recuerdo de los tacones que lo recorrían. En tardes adormiladas aún pueden escucharse los ecos de esos pasos que, con un rítmico contoneo de caderas, invitaban a gozar de placeres poco felices, en algún hueco no muy oculto de los muros de las pocas casas dispersas en ese rincón del poblado.
Suspiros apresurados a cambio de escasas monedas que aseguraban el mísero bocado para los niños que esperaban el regreso de las “ellas”. Las  criticadas entre bambalinas, que partían con sus sonrisas dibujadas por rojos labiales, para regresar un poco más ajadas al finalizar la jornada.
Cuerpos sin identidad, torturados por torpes caricias, penetrados casi a la fuerza y abandonados con desprecio, sin siquiera una mirada o una palabra de despedida.
Las “ellas” ahogaban los sollozos de la desazón que se les anudaba en la garganta. Desfallecer hubiera sido claudicar y no les estaba permitido.
Ahora no queda más que el recuerdo de esas tortuosas historias en el cartel de la calle.
Ya los gemidos de sexo enajenado no se oyen por la noche.

Aunque, en ciertas ocasiones, el ulular del viento entre las piedras vuelve a convocar a los fantasmas en tacones, que claman no ser condenados al olvido.

 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual

2 comentarios:

  1. Muy bueno, Mirta. Como era de esperar, desde luego. Un abrazo

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    1. Muchas gracias, Tina, por tu comentario! Además, Colonia de Sacramento, la ciudad en donde se encuentra esta calle es un lugar muy bonito para conocer.

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