lunes, 3 de octubre de 2016

INSTINTO

Caperucita se dirigía a casa de su abuelita. En un claro del bosque encontró a una anciana extraviada que llevaba una canasta con manzanas, no conocía el camino a la casa de los enanos. En eso apareció Pulgarcito que se ofreció a acompañarla pero, Hansel y Gretel, hambrientos, se habían comido las migas de pan que marcaban el camino. Llegó entonces a su encuentro un príncipe desesperado, estaba perdido y se le hacía tarde para ir a despertar a su bella durmiente. Un segundo príncipe totalmente desconcertado se les unió, no entendía qué había ocurrido pero el zapatito de cristal que le permitiría descubrir la identidad de su princesa estaba hecho trizas. 

Los libros de cuentos yacían revueltos al pie de la biblioteca. En un rincón, el Gato con Botas se relamía los bigotes con gran parsimonia. ¡Al fin había atrapado al último ratón de Hamelín!


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