sábado, 12 de noviembre de 2016

MISTERIO INSONDABLE

¿Por qué las medias, que nacen mellizas, puesto que a nadie se le ocurre fabricarlas en un número distinto de dos, tienen esa extraña costumbre de quedar huérfanas de su pareja ¿o se dirá viudas de su gemela?
En todo caso es un misterio que trasciende las fronteras y deja el siguiente interrogante: ¿adónde va a parar las medias perdidas?
Es evidente que estas estrambóticas desapariciones son fruto de la vida moderna y de su ritmo enloquecedor que obliga a la gente a hacer todo a las apuradas y confiar demasiado en las máquinas.
Antes, cuando las medias se lavaban a mano, se lo hacía siempre por pares ¿a quién se le hubiera ocurrido la peregrina y desordenada idea de enjabonar una media azul con otra roja? Esa herejía no pasaba por la cabeza de ningún ser humano que se preciara de tal. Luego cada media era prolijamente colgada de la soga del patio, al lado de su hermana, para estrechar lazos familiares y disfrutar juntas del sol. Una vez secas, se procedía al ritual ancestral de estirarlas una encima de la otra y comenzar a enrollarlas, a ambas a la vez, desde la punta del pie hasta el puño. Cuando este rollo estaba bien logrado, sólo quedaba abrir el puño de un miembro del par y como por arte de magia, envolver ambas medias que quedaban protegidas en esa especie de nido acogedor, del que era imposible que uno de los componentes de la pareja se escapara para ir a recorrer el mundo. Finalmente se las acomodaba a todas en el mismo cajón en el que ya no corrían ningún riesgo. El único peligro se ponía en evidencia en el momento de abrir el cajón pues entonces, como impelidas por un ansia insaciable de libertad, podía suceder que alguna de esas especies de esferas “mediales” saliera volando por las aires para esconderse en alguno de los intrincados e inaccesibles laberintos que se forman bajo la cama en estos casos, particularmente si uno está verdaderamente apurado; es en ese instante fatal en que hacía su aparición el perro de la casa, el que se mostraba como un experto cazador lanzándose bajo el mueble cual flecha a la pesca de su presa, para salir a toda velocidad con el trofeo en la boca e ir a destrozarlo alegremente en medio del patio. Por suerte estos trágicos hechos no sucedían con demasiada frecuencia y la mayoría de las veces la gente lograba salir de su casa a horario con las medias apropiadas correctamente puestas.
Esto cambió abruptamente con el arribo de la tecnología a los hogares y las medias comenzaron a caer a granel dentro de los toneles de los lava y/o secarropas que deben tener una salida secreta por la que se escapa alguna de estas rebeldes. De otro modo ¿cómo se explica que se coloquen todas las medias en la máquina, junto con las otras prendas y al terminar el lavado o el secado sistemáticamente falte al menos una que se empecina en seguir desaparecida? y por más que se revisen todos los vericuetos de los aparatos, todos los pliegues de las demás prendas, la media continúa perdida. Y en el supuesto caso que por algún extraño milagro logren salir todos los pares completos, como ahora simplemente se arrollan en forma descuidada, desaparece alguna de adentro del cajón sin dejar rastros.
Es evidente que este problema se verifica a nivel mundial, ya que los arquitectos diseñadores de muebles se jactan de hacer divisiones especiales para las medias e impedir las desapariciones subrepticias. Pero por más que se gaste en estos dispositivos, en la realidad, el resultado es más que paupérrimo y la gente continúa guardando las medias solitarias en una bolsa separada, con el secreto anhelo de recuperar algún día a las hijas pródigas. 

© Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             

2 comentarios:

  1. Muy ingenioso... y real.-
    Sigo busacando algunas mías.-
    Hugo

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    1. Gracias Hugo!!!! Sí es muy real, casi todo el mundo tiene una bolsa de medias solitarias!

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