martes, 21 de febrero de 2017

DULCE INVIERNO BLANCO

Este cuento ha sido seleccionqdo finalista en el concurso
"El color del Invierno" , organizado por
 el blog: Tu concurso literario 

Al final del otoño, el viento helado del norte soplaba con gran intensidad. Allá arriba, en la montaña, se presentía un invierno complicado, de los que traen tempranas nevadas copiosas. 
Ana tenía una cabaña muy resistente. Se había asegurado la alacena bien provista y una cantidad extra de leña por si llegara a quedar aislada. Entrado el invierno, el paisaje totalmente blanco invitaba a quedarse en casa. Ella todavía era joven, pero estaba cansada de su soledad y no perdía la esperanza de encontrar el amor de su vida. 
Esa tarde, el ladrido del perro la sacó de su ensueño. Por la ventana vio que alguien caminaba en el sendero con mucha dificultad. Con ese frío atroz, no era normal que nadie se animara a salir. Era un hombre a punto de desmayarse. Lo ayudó a entrar a su casa y lo instaló junto al fuego. Después de haber tomado un café bien caliente y haberse reconfortado un poco, él le agradeció con una sonrisa. Dijo llamarse Pedro. Era muy buen mozo. Se había extraviado por la nieve en su camino hacia la posada del pueblo. Su intensa mirada azul se clavaba en los ojos de Ana. Ella sentía una atracción creciente por ese extraño, que ya no lo era tanto. 

Pasaron toda la noche hablando como viejos conocidos. Ella le contó de sus anhelos de formar una familia. Una corriente de comprensión se estableció entre ellos. Justo antes del amanecer, él la besó dulcemente. 
Y ella murió así, en sus brazos. A veces la Muerte, toma formas extrañas para acercarse sin causar sospechas.

 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual

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