domingo, 5 de febrero de 2017

EL HABITANTE DEL SUBSUELO

        Este cuento recibió el  5to premio en el concurso literario "Voces Destacadas 2016" organizado         por el Instituto Cultural Latinoamericano y forma parte del Audilibro realizado por dicha                    institución.

Al final me atraparon. No sé adónde me llevan pero ya no me importa. Me temen. Soy feliz por eso. Se lo merecen por todo el daño que hicieron a los míos. Creo que soy la última de mi especie ¡Pasó tanto tiempo desde la última vez que me reuní con mi familia! ¡En esa época era todo tan hermoso!
Podíamos viajar en nuestros túneles a muchos kilómetros de distancia y salir a la superficie a tomar sol y también visitábamos a la familia y a los miembros de otras manadas. Compartíamos los territorios en forma pacífica con los hombres que vivían tranquilamente, nunca nos  atacaban ni nos molestaban. Como nosotros somos herbívoros, a pesar de nuestro tamaño, no representábamos ningún peligro para ellos. Los llamábamos nuestros hermanos humanos.
Un horrible día llegaron los otros, los intrusos blancos. Allí empezó la carnicería. Nos cazaban sólo por diversión, destruían nuestros nidos y nuestros huevos. Nunca entendimos por qué lo hacían. Nos vimos obligados a quedarnos bajo tierra, nunca más pudimos salir a la superficie y tuvimos que cavar túneles cada vez más profundos para que no nos encontraran. Fue muy duro pero al menos todavía podíamos desplazarnos a lo largo de miles de kilómetros y compartir temporadas enteras con los nuestros. Así pudimos continuar muchos años hasta que una vez yendo hacia el norte encontramos nuestro túnel bloqueado por una extraña piedra lisa que nunca habíamos visto. Tratamos de abrirnos paso a través de ella pero nuestras poderosas garras no pudieron atravesarla, inútil fue nuestro esfuerzo para abrir otra galería, la piedra era impenetrable. Nunca más pudimos reunirnos con las manadas del norte y tuvimos que reducir nuestros desplazamientos a un territorio muy pequeño.
Lo que no pudimos imaginar fue que a lo largo de los  años todos nuestros túneles fueron poco a poco sellados con ese mismo tipo de piedra sólo que cada vez aparecían más rápidamente y nos fueron aislando en pequeños grupos en espacios donde teníamos muy poco margen de desplazamiento.
Llegó un día en que finalmente quedé sola sin poder comunicarme con nadie más. Tenía sólo el recuerdo de épocas más felices y la esperanza de que mis hijos por nacer pudieran recuperar nuestro territorio ¡Mis hijos por nacer! ¡Mi única esperanza! Pude aparearme antes de que me aislaran y cuando logré tranquilizarme deposité una enorme cantidad de huevos que serían quienes perpetuarían mi especie. Mis hijos realizarían mi venganza ¡Ya verían esos blancos lo que les esperaba! Yo estaba dispuesta a resistir todo lo que hiciera falta y entonces llegó la catástrofe ¡No pude evitarlo! ¡Repentinamente un agujero apareció arriba de mi nido y una enorme cantidad de una especie de barro gris cayó sobre mis huevos! ¡Pasó a pocos metros de mí! ¡Ese barro se transformó casi de inmediato en la piedra lisa impenetrable! Así mi futuro y el de mi raza se vio truncado y yo quedé encerrada en un espacio dónde casi no podía moverme. La desesperación me ganó. Quería morir lo más rápidamente posible, ya todo estaba perdido. Pero empecé a percibir ruidos por encima de mí. Al comienzo no logré distinguirlos bien. Con el correr de las semanas me di cuenta de que había un grupo de blancos viviendo allí ¡Era más de lo que podía soportar! Entonces decidí vengarme aunque fuera de algunos de ellos, de los que tanto daño nos  habían hecho. El odio me llenó de renovada energía y comencé a agitar mi cola y a golpear las columnas de piedra cada vez con mayor fuerza ¡Qué placer escuchar sus gritos de terror! Me detuve, descansé unas horas y recomencé mi labor en varias ocasiones. Escuchar la desesperación creciente de los blancos era lo que me mantenía con vida.
Un agujero se abrió sobre mí. Pensé que iba a terminar aplastada por el barro gris al igual que mis huevos. No podía huir a ningún lado. Pero no. Bajaron un cable de acero para sacarme de mi agujero y me metieron en una jaula ¡Al fin les veo las caras después de tantos siglos! Supongo que van a matarme de la manera más cruel imaginable. Mi único consuelo es ver el terror marcado en sus rostros.


Titular de los diarios del día siguiente:
¡Fósil viviente descubierto en Palermo!

Bajo los cimientos de una gran mansión de Palermo chico se descubrió un enorme lagarto vivo de casi 15 metros de largo. El descubrimiento fue producto de una investigación para determinar el origen de una serie de grietas formadas en la mampostería de la casa, aparecidas como consecuencia de  vibraciones percibidas por sus propietarios. Según los científicos que participaron del operativo se trata de un verdadero fósil viviente antepasado de las lagartijas actuales. Es un verdadero enigma cómo esta criatura única en su especie logró sobrevivir hasta nuestros días.



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