Al final me atraparon.
No sé adónde me llevan pero ya no me importa. Me temen. Soy feliz por eso. Se
lo merecen por todo el daño que hicieron a los míos. Creo que soy la última de
mi especie ¡Pasó tanto tiempo desde la última vez que me reuní con mi familia! ¡En
esa época era todo tan hermoso!
Podíamos viajar en
nuestros túneles a muchos kilómetros de distancia y salir a la superficie a
tomar sol y también visitábamos a la familia y a los miembros de otras manadas.
Compartíamos los territorios en forma pacífica con los hombres que vivían
tranquilamente, nunca nos atacaban ni
nos molestaban. Como nosotros somos herbívoros, a pesar de nuestro tamaño, no
representábamos ningún peligro para ellos. Los llamábamos nuestros hermanos
humanos.
Un horrible día llegaron
los otros, los intrusos blancos. Allí empezó la carnicería. Nos cazaban sólo
por diversión, destruían nuestros nidos y nuestros huevos. Nunca entendimos por
qué lo hacían. Nos vimos obligados a quedarnos bajo tierra, nunca más pudimos
salir a la superficie y tuvimos que cavar túneles cada vez más profundos para
que no nos encontraran. Fue muy duro pero al menos todavía podíamos
desplazarnos a lo largo de miles de kilómetros y compartir temporadas enteras
con los nuestros. Así pudimos continuar muchos años hasta que una vez yendo
hacia el norte encontramos nuestro túnel bloqueado por una extraña piedra lisa
que nunca habíamos visto. Tratamos de abrirnos paso a través de ella pero
nuestras poderosas garras no pudieron atravesarla, inútil fue nuestro esfuerzo
para abrir otra galería, la piedra era impenetrable. Nunca más pudimos
reunirnos con las manadas del norte y tuvimos que reducir nuestros
desplazamientos a un territorio muy pequeño.
Lo que no pudimos
imaginar fue que a lo largo de los años
todos nuestros túneles fueron poco a poco sellados con ese mismo tipo de piedra
sólo que cada vez aparecían más rápidamente y nos fueron aislando en pequeños
grupos en espacios donde teníamos muy poco margen de desplazamiento.
Llegó un día en que
finalmente quedé sola sin poder comunicarme con nadie más. Tenía sólo el
recuerdo de épocas más felices y la esperanza de que mis hijos por nacer pudieran
recuperar nuestro territorio ¡Mis hijos por nacer! ¡Mi única esperanza! Pude
aparearme antes de que me aislaran y cuando logré tranquilizarme deposité una
enorme cantidad de huevos que serían quienes perpetuarían mi especie. Mis hijos
realizarían mi venganza ¡Ya verían esos blancos lo que les esperaba! Yo estaba
dispuesta a resistir todo lo que hiciera falta y entonces llegó la catástrofe ¡No
pude evitarlo! ¡Repentinamente un agujero apareció arriba de mi nido y una enorme
cantidad de una especie de barro gris cayó sobre mis huevos! ¡Pasó a pocos
metros de mí! ¡Ese barro se transformó casi de inmediato en la piedra lisa
impenetrable! Así mi futuro y el de mi raza se vio truncado y yo quedé
encerrada en un espacio dónde casi no podía moverme. La desesperación me ganó.
Quería morir lo más rápidamente posible, ya todo estaba perdido. Pero empecé a
percibir ruidos por encima de mí. Al comienzo no logré distinguirlos bien. Con
el correr de las semanas me di cuenta de que había un grupo de blancos viviendo
allí ¡Era más de lo que podía soportar! Entonces decidí vengarme aunque fuera
de algunos de ellos, de los que tanto daño nos habían hecho. El odio me llenó de renovada
energía y comencé a agitar mi cola y a golpear las columnas de piedra cada vez con
mayor fuerza ¡Qué placer escuchar sus gritos de terror! Me detuve, descansé
unas horas y recomencé mi labor en varias ocasiones. Escuchar la desesperación
creciente de los blancos era lo que me mantenía con vida.
Un agujero se abrió
sobre mí. Pensé que iba a terminar aplastada por el barro gris al igual que mis
huevos. No podía huir a ningún lado. Pero no. Bajaron un cable de acero para
sacarme de mi agujero y me metieron en una jaula ¡Al fin les veo las caras
después de tantos siglos! Supongo que van a matarme de la manera más cruel
imaginable. Mi único consuelo es ver el terror marcado en sus rostros.
Titular de los diarios
del día siguiente:
¡Fósil viviente
descubierto en Palermo!
Bajo los cimientos de
una gran mansión de Palermo chico se descubrió un enorme lagarto vivo de casi
15 metros de largo. El descubrimiento fue producto de una investigación para
determinar el origen de una serie de grietas formadas en la mampostería de la
casa, aparecidas como consecuencia de
vibraciones percibidas por sus propietarios. Según los científicos que
participaron del operativo se trata de un verdadero fósil viviente antepasado
de las lagartijas actuales. Es un verdadero enigma cómo esta criatura única en
su especie logró sobrevivir hasta nuestros días.
© Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual
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