Este relato ganó una mención especial en el concurso "Embrujados II"
organizado por el blog español "Tu concurso Literario",
en el mes de noviembre
El
tropel de ratones embrujados persigue una música. Esos sonidos bonitos y
armoniosos que los subyugan y les hacen creer que les dicen lo que desean
escuchar. Así, en montón, en fila india, como sea, siguen adelante, creyendo
que están avanzando.
Los
convencieron de huir del felino gigante que estaba presto a devorarlos. ¡Pobres
y tontos ratones ciegos! Nunca fue real, el gato sólo existió en el imaginario
colectivo que otros supieron construirles. No perciben, ni olfatean la trampa
hacia la que los conducen, inermes y mansos.
A
veces, alguno se atreve a cuestionar el rumbo que llevan, las reacciones no tardan
en manifestarse: "¡Es un agente del gato!". "¡Quiere
confundirnos!". "¡Pretende desviarnos del paraíso sin felinos prometido
" y en medio de un frenesí casi diabólico, simplemente terminan por
devorar al "subversivo", no sea cosa que terminen contagiándose con
ideas ajenas a su identidad ratonil.
Cuando
al final del recorrido, sus patas tocan el metal de la enorme jaula en la que
los están encerrando, deciden no dar crédito a sus sentidos: "Así debe ser
la puerta de entrada al paraíso de los ratones".
Imposible
e inútil tratar de convencerlos del engaño. Adoran el azúcar de una dulce
mentira.
© Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual
Mis humildes Felicitaciones. ¡¡¡ Muy actual !!! Ariana Ani
ResponderEliminarMuchas gracias!!!!! Sí es como vos decís, muy actual
EliminarHay valores y, por contra, ofuscaciones que acompañarán al individuo mientras la tierra gire. Muy bueno, Mirta.
ResponderEliminarEs tal cual lo dices, Tina! Gracias por tu comentario!
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