martes, 19 de diciembre de 2017

TRAS LOS PASOS DE LA PRINCESA

Este cuento fue seleccionado por Editorial Dunken para formar parte 
de la antología  "Historias Huidizas"

Adelfa tuvo siempre fascinación por Lady Di, ¡cómo se emocionó cuando vio el casamiento por televisión!, ¡un verdadero cuento de hadas! Trató siempre de copiar su peinado y sus vestidos. También estaba al tanto de sus viajes y presentaciones públicas. Sufrió con el maltrato del príncipe, se alegró cuando por fin se divorció de ese tramposo malnacido, festejó que ella tuviera un nuevo amor, se lo merecía, la pobre. Cuando se enteró de su muerte creyó volverse loca, ¡no era justo!, ahora que parecía que por fin iba a ser feliz.
Desde entonces sólo tuvo un deseo: conocer los lugares que Lady Di recorrió en sus últimos momentos.
–¿Te volviste loca? ¡No vamos a atravesar el océano para que te saques fotos en una demencial peregrinación por los distintos sitios que visitó antes de morir!
–¡Te juro que si me llevas, nunca más te pido nada!
Federico, su marido estaba un poco cansado de sus caprichos, de que siempre prometiera que sería la última vez y después lo olvidara. A pesar de todo, como él la quería, al jubilarse, terminó cediendo para evitar nuevas discusiones.
Cuando llegaron a París, Adelfa parecía presa de una fiebre extraña que la empujaba a ir hasta los mínimos lugares por donde la princesa había estado, con una insistencia nunca antes vista. Fueron hasta el hotel Ritz, ella quería sacarse una foto en la puerta, en la misma pose de Lady Di al salir en esa última noche. Por supuesto que había un empleado apostado allí para evitar que los curiosos molestaran a los pasajeros; pero Adelfa estuvo al acecho hasta que en un descuido del hombre, logró la tan ansiada toma. Su marido suspiró aliviado, ¿qué más difícil que esa foto?
–¡Vamos al puente del Alma! ¡Quiero ver el sitio del accidente! -continuó Adelfa, saboreando el momento en que mostraría sus fotos-trofeo a sus amigas, ¡se morirían de envidia!



–¡Tenemos que bajar! ¡Quiero la foto delante de la columna trece donde chocaron!
–¡Imposible! ¡Es una avenida de circulación rápida! Si paramos allí nos pasan por encima. Si tanto quieres una foto con el túnel, asómate un poco por la baranda y te saco señalando la columna. ¡Confórmate con eso!
"Pero si no pasa casi nadie, ¡siempre el mismo exagerado!"
En cuanto Federico fue a buscarse un café, dejando a su esposa fotografiar cada centímetro del puente, ella se escapó y logró encontrar la manera de bajar al túnel.
"Ya le voy a mostrar a él también que nada es imposible"
Estaba en la grata tarea de sacarse una selfie delante de la famosa columna, disfrutando el momento. ¡Esa foto sería la mejor de su vida!, hasta aprovechó el lápiz de labios para escribir el número trece y que se viera sobre su cabeza.

Su sonrisa triunfal quedó plasmada en la pantalla del celular que voló por el aire cuando una van la embistió a ciento sesenta kilómetros por hora.



 © Mirta Mineo - Todos los derechos reservados - Inscripto en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual

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