lunes, 25 de diciembre de 2017

LA TRAMPA

Este relato ganó una mención especial en el concurso  "Embrujados II"
organizado por el blog español "Tu concurso Literario", 
en el mes de noviembre


El tropel de ratones embrujados persigue una música. Esos sonidos bonitos y armoniosos que los subyugan y les hacen creer que les dicen lo que desean escuchar. Así, en montón, en fila india, como sea, siguen adelante, creyendo que están avanzando.
Los convencieron de huir del felino gigante que estaba presto a devorarlos. ¡Pobres y tontos ratones ciegos! Nunca fue real, el gato sólo existió en el imaginario colectivo que otros supieron construirles. No perciben, ni olfatean la trampa hacia la que los conducen, inermes y mansos.
A veces, alguno se atreve a cuestionar el rumbo que llevan, las reacciones no tardan en manifestarse: "¡Es un agente del gato!". "¡Quiere confundirnos!". "¡Pretende desviarnos del paraíso sin felinos prometido " y en medio de un frenesí casi diabólico, simplemente terminan por devorar al "subversivo", no sea cosa que terminen contagiándose con ideas ajenas a su identidad ratonil.
Cuando al final del recorrido, sus patas tocan el metal de la enorme jaula en la que los están encerrando, deciden no dar crédito a sus sentidos: "Así debe ser la puerta de entrada al paraíso de los ratones".
Imposible e inútil tratar de convencerlos del engaño. Adoran el azúcar de una dulce mentira.



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sábado, 23 de diciembre de 2017

LA FORTALEZA ABANDONADA

Este cuento ganó una mención especial en el concurso internacional
Versos Compartidos de la República Oriental del Uruguay 
en el género relato breve de misterio

Al borde del acantilado se encuentra ella, la fortaleza abandonada. Allí está, inexpugnable, impertérrita, orgullosa como una reina. Entre sus muros, ahora descascarados, protegió a sus habitantes de todo enemigo, tal como una madre amorosa con sus hijos. Nadie sabe en realidad qué pasó, por qué fue que sus habitantes desertaron el lugar. Se perdieron los registros y al tratarse de un sitio tan aislado, no había ciudades que estuvieran en contacto permanente con los lugareños. Un día, una comitiva llegó de visita y la encontraron tal como se la ve ahora.
En la actualidad, los curiosos sólo van a disfrutar el paisaje y a tomar fotografías. A veces, alguno desarrolla alguna bizarra hipótesis, sin ningún sustento, tratando de explicar el fenómeno.

Ella es la única dueña de su secreto, ese que guarda celosamente de todo extraño. En el fondo siente cierta vergüenza de los sucesos del pasado. No pudo proteger a sus amados habitantes del jinete del apocalipsis que los atacó y se los llevó a todos: la peste. Y la fortaleza se quedó completamente vacía, gritando su soledad y su dolor a los vientos que la castigan sin piedad, como si ella fuera la culpable de su padecimiento.




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martes, 19 de diciembre de 2017

TRAS LOS PASOS DE LA PRINCESA

Este cuento fue seleccionado por Editorial Dunken para formar parte 
de la antología  "Historias Huidizas"

Adelfa tuvo siempre fascinación por Lady Di, ¡cómo se emocionó cuando vio el casamiento por televisión!, ¡un verdadero cuento de hadas! Trató siempre de copiar su peinado y sus vestidos. También estaba al tanto de sus viajes y presentaciones públicas. Sufrió con el maltrato del príncipe, se alegró cuando por fin se divorció de ese tramposo malnacido, festejó que ella tuviera un nuevo amor, se lo merecía, la pobre. Cuando se enteró de su muerte creyó volverse loca, ¡no era justo!, ahora que parecía que por fin iba a ser feliz.
Desde entonces sólo tuvo un deseo: conocer los lugares que Lady Di recorrió en sus últimos momentos.
–¿Te volviste loca? ¡No vamos a atravesar el océano para que te saques fotos en una demencial peregrinación por los distintos sitios que visitó antes de morir!
–¡Te juro que si me llevas, nunca más te pido nada!
Federico, su marido estaba un poco cansado de sus caprichos, de que siempre prometiera que sería la última vez y después lo olvidara. A pesar de todo, como él la quería, al jubilarse, terminó cediendo para evitar nuevas discusiones.
Cuando llegaron a París, Adelfa parecía presa de una fiebre extraña que la empujaba a ir hasta los mínimos lugares por donde la princesa había estado, con una insistencia nunca antes vista. Fueron hasta el hotel Ritz, ella quería sacarse una foto en la puerta, en la misma pose de Lady Di al salir en esa última noche. Por supuesto que había un empleado apostado allí para evitar que los curiosos molestaran a los pasajeros; pero Adelfa estuvo al acecho hasta que en un descuido del hombre, logró la tan ansiada toma. Su marido suspiró aliviado, ¿qué más difícil que esa foto?
–¡Vamos al puente del Alma! ¡Quiero ver el sitio del accidente! -continuó Adelfa, saboreando el momento en que mostraría sus fotos-trofeo a sus amigas, ¡se morirían de envidia!



–¡Tenemos que bajar! ¡Quiero la foto delante de la columna trece donde chocaron!
–¡Imposible! ¡Es una avenida de circulación rápida! Si paramos allí nos pasan por encima. Si tanto quieres una foto con el túnel, asómate un poco por la baranda y te saco señalando la columna. ¡Confórmate con eso!
"Pero si no pasa casi nadie, ¡siempre el mismo exagerado!"
En cuanto Federico fue a buscarse un café, dejando a su esposa fotografiar cada centímetro del puente, ella se escapó y logró encontrar la manera de bajar al túnel.
"Ya le voy a mostrar a él también que nada es imposible"
Estaba en la grata tarea de sacarse una selfie delante de la famosa columna, disfrutando el momento. ¡Esa foto sería la mejor de su vida!, hasta aprovechó el lápiz de labios para escribir el número trece y que se viera sobre su cabeza.

Su sonrisa triunfal quedó plasmada en la pantalla del celular que voló por el aire cuando una van la embistió a ciento sesenta kilómetros por hora.



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